Como todo argentino en época de mundial, mejor
dicho, como todo latinoamericano en época de mundial, uno empieza a pensar nada
más que en la selección. ¿Y por qué sufrimos tanto con la selección? ¿Y por qué
estamos tan ilusionados con la selección? No lo sabemos. Es una cosa que contagia.
Pero lo único que deseamos es salir campeones. Es pasional.
Cualquier persona en el mundo tiene una pasión. Una
pasión por cualquier cosa. Hay tipos que tienen pasión por una mujer, hay otros
que tienen pasión por el cine, algunos por la música. Lo más sorprendente es
que acá (y solamente acá) la pasión de cualquier argentino es el fútbol. Esto
es genético de argentino, de latino. Sin ir más lejos, para nosotros es normal
ser del mismo equipo del viejo, tatuarnos un escudo y hasta ponerte mal con
todo y con todos cuando tu equipo anda mal (a todos nos ha pasado eso de no
salir un sábado o no ir a laburar un lunes porque nuestro equipo perdió,
solamente porque nuestro equipo perdió).
Y por eso uno se presta a la ilusión. Todas las
personas que nacimos en años del 86 en
adelante, no sabemos lo que es salir campeón del mundo. Y escuchamos a nuestros
viejos hablar de Kempes, hablar de Maradona… Y los escuchamos hablar, y lo peor
de todo es que no los vemos tan ilusionados con el equipo de este año. Yo, por
ejemplo, veo a mi viejo poner en la tele Expediente
Fútbol cuando pasan programas de Argentina ‘78. Y lo veo emocionarse, casi
liberando lágrimas. Y a mí no me transmite nada. Cuando le digo a mi viejo que
Messi es el mejor jugador del mundo, él me responde emocionado: “pero el Diego dio la vuelta en México y con
10 perros más” con cara de que recuerda el momento en que fueron campeones,
casi con lágrimas. Y ni te digo cuando escucha el relato de Víctor Hugo en el
que dice “… genio, genio, ta, ta, ta…”,
directamente no puede contener el lagrimón. Y a mí no me transmite nada. NADA.
Y por eso escribo esto. En este país tan bananero,
en el que cuando juega la selección, se paraliza todo y las calles están vacías
porque todo el mundo ve el partido. Es en este país en el que nosotros queremos
y deseamos profundamente que traigan la copa. Lo peor de todo, es que todo el
mundo sabe que salir campeón del mundo no va a lograr que baje el dólar, ni que
los ingleses nos devuelvan las islas. Salir campeón del mundo no va a lograr
que haya menos inseguridad en las calles o menos droga en las escuelas. Y todos
somos conscientes de que no tenemos la vida de los jugadores de la selección,
que viven en mansiones, manejan Ferraris y salen con supermodelos. Pero no nos importa, lo único
que nos importa es que traigan la copa. Y repito, no va a cambiar en nada, ni
en la sociedad, ni en la economía, ni en la vida sentimental de cada uno… pero sí
va a cambiar una cosa: la pasión de mucha gente. Esa pasión que se va a
agrandar, como se agrandó la pasión de la generación anterior con las otras dos
copas.
Por eso les pedimos a los jugadores de la selección
que traigan esa copa. Porque de eso se trata la vida de cualquier argentino: de
pasión, simplemente de pasión.
Buen fly!
Rolando Garros